Os comento la situación...
Una vez al mes, salimos a cenar todos los compañeros (menos el jefe). Estas cenas las pagábamos al final, dividiendo el total entre todos.
Uno de los compañeros (llamémoslo Miguel por cuestiones de anonimato, aunque en realidad se llama Julián) lleva en la empresa seis meses y es la persona más rata del mundo. Ahorra todo lo posible y ni siquiera tiene internet en casa para evitar la factura.
Pues bien, Miguel lleva ya medio año de cenas pidiendo lo más caro, bebiendo vino sin parar, y tomando postre y copa. Total, que la última vez hicimos cuentas los demás y nosotros gastamos una media de 12 euros por persona mientras que él gastó 48. Claro, como repartimos el gasto, cada uno pagamos 15 y tan fresco el tío! Además, cuando ve que la gente pide más él pide muchísimo más para compensar el gasto extra.
Total, que este fin de semana pasado íbamos a salir a cenar de nuevo y planeamos hacerle la jugada del siglo... el resultado fue épico.
Estuvimos en el restaurante más caro de la ciudad, es un restaurante de sushi que van pasando las bandejitas por una cinta, puedes coger las que quieras, y te anotan lo que vas tomando. Miguel tenía vía libre para ponerse como un cerdo a nuestra costa.
Además, para aumentar el factor psicológico, los cinco primeros minutos cogimos cada uno tres bandejitas e hicimos coñas tipo "hoy nos vamos a poner como cerdos!", así que claro, cuando nosotros cogíamos tres, él cogía seis, y las más caras posible.
Pues bien, Miguel no paraba de pedir que si vino, que si tal, que si cual, y de coger bandejitas y bandejitas. El japo lo miraba con una cara de la hostia, los demás clientes lo miraban también con los ojos desorbitados... hasta el sushi lo miraba raro. Nosotros nos mirábamos ...
Total, que llega la hora de pagar. Dejamos a Miguel que coja la cuenta y dice "tocamos a pagar..." y le digo "no, no, es que cuando venimos aquí, una vez al año, cada uno paga lo suyo porque este sitio es muy caro".
La hostia, teníais que ver su cara. Empezó a contar sus bandejitas y a sumar en el móvil... flipamos nosotros más que él, 125 euros sólo en comida, más 25 en vino!!!! Nosotros salimos a 15 euros cada uno más o menos.
Pues empieza a decir que no tiene dinero para pagarlo, que le dejemos. Le digo que venga conmigo, que hay un banco al lado y yo tengo que sacar (para que no se escape) y nada, al final el tío pagó sus 150 euros y en el curro tenemos coña para rato.
Somos conscientes de que habrá represalias en la próxima cena, pero lo tenemos todo planeado... sea donde sea, él se cebará para que paguemos un pastón, el caso es que a la hora de pagar le diremos que se decidió que cada uno pagaba lo suyo en todas las cenas y tendrá que apoquinar otra vez!
Resumen: Un compañero se harta de comer en las cenas a nuestra costa (porque partimos el gasto entre todos). Le hicimos una trampa, se cebó en un japonés caro y le dijimos que en esas cenas pagábamos cada uno lo consumido. Pagó 150 euros. Tenemos planeado el siguiente golpe.
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Visto en Forocoches... ¡Tu Blog de Forocoches!
Una vez al mes, salimos a cenar todos los compañeros (menos el jefe). Estas cenas las pagábamos al final, dividiendo el total entre todos.
Uno de los compañeros (llamémoslo Miguel por cuestiones de anonimato, aunque en realidad se llama Julián) lleva en la empresa seis meses y es la persona más rata del mundo. Ahorra todo lo posible y ni siquiera tiene internet en casa para evitar la factura.
Pues bien, Miguel lleva ya medio año de cenas pidiendo lo más caro, bebiendo vino sin parar, y tomando postre y copa. Total, que la última vez hicimos cuentas los demás y nosotros gastamos una media de 12 euros por persona mientras que él gastó 48. Claro, como repartimos el gasto, cada uno pagamos 15 y tan fresco el tío! Además, cuando ve que la gente pide más él pide muchísimo más para compensar el gasto extra.
Total, que este fin de semana pasado íbamos a salir a cenar de nuevo y planeamos hacerle la jugada del siglo... el resultado fue épico.
Estuvimos en el restaurante más caro de la ciudad, es un restaurante de sushi que van pasando las bandejitas por una cinta, puedes coger las que quieras, y te anotan lo que vas tomando. Miguel tenía vía libre para ponerse como un cerdo a nuestra costa.
Además, para aumentar el factor psicológico, los cinco primeros minutos cogimos cada uno tres bandejitas e hicimos coñas tipo "hoy nos vamos a poner como cerdos!", así que claro, cuando nosotros cogíamos tres, él cogía seis, y las más caras posible.
Pues bien, Miguel no paraba de pedir que si vino, que si tal, que si cual, y de coger bandejitas y bandejitas. El japo lo miraba con una cara de la hostia, los demás clientes lo miraban también con los ojos desorbitados... hasta el sushi lo miraba raro. Nosotros nos mirábamos ...
Total, que llega la hora de pagar. Dejamos a Miguel que coja la cuenta y dice "tocamos a pagar..." y le digo "no, no, es que cuando venimos aquí, una vez al año, cada uno paga lo suyo porque este sitio es muy caro".
La hostia, teníais que ver su cara. Empezó a contar sus bandejitas y a sumar en el móvil... flipamos nosotros más que él, 125 euros sólo en comida, más 25 en vino!!!! Nosotros salimos a 15 euros cada uno más o menos.
Pues empieza a decir que no tiene dinero para pagarlo, que le dejemos. Le digo que venga conmigo, que hay un banco al lado y yo tengo que sacar (para que no se escape) y nada, al final el tío pagó sus 150 euros y en el curro tenemos coña para rato.
Somos conscientes de que habrá represalias en la próxima cena, pero lo tenemos todo planeado... sea donde sea, él se cebará para que paguemos un pastón, el caso es que a la hora de pagar le diremos que se decidió que cada uno pagaba lo suyo en todas las cenas y tendrá que apoquinar otra vez!
Resumen: Un compañero se harta de comer en las cenas a nuestra costa (porque partimos el gasto entre todos). Le hicimos una trampa, se cebó en un japonés caro y le dijimos que en esas cenas pagábamos cada uno lo consumido. Pagó 150 euros. Tenemos planeado el siguiente golpe.
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