lunes, 26 de septiembre de 2011

Mitos y Leyendas de España

Creo que podría ser interesante contar algunas historias de nuestra tierra. Siempre escuchamos hablar de mitología Griega o Nórdica principalmente o historias anglosajonas y damos de lado continuamente nuestro patrimonio legendario. Muchas historias Españolas con componentes profundamente religiosos suelen estar basadas a menudo en mitos anteriores al cristianismo e incluso a Roma. Yo os voy a contar una de mi tierra y a ver si tiene interés el hilo y contáis las de vuestra tierra. Da igual que sean leyendas de amor, guerra o magia, contadlas y así contribuiremos a fomentar nuestro patrimonio a menudo olvidado por la influencia del extranjero.

En una valle del Norte de España situado entre montañas de gran altura y ahora casi olvidado y abandonado, antaño había un monasterio de gran importancia. El monasterio estaba construido muy cerca de un antiguo puesto de vigilancia romano que controlaba el tráfico del oro que extraían de una mina cercana. El dirigente de ese puesto era muy corrupto y del oro que pasaba por sus manos se quedaba con una parte. Años después una serpiente de tamaño descomunal de varios kilómetros de larga (Habéis leído bien, kilómetros) llegó a la zona, mató a la guarnición romana y se asentó en ese puesto junto con todo el oro.

Algunos siglos el valle despoblado se empezó a repoblar otra vez, los primeros tiempos fueron muy difíciles pero poco a poco se fueron adaptando a las condiciones del valle y se quedaron permanentemente. Pero con toda esa gente había alguien más, la serpiente durante siglos había permanecido dormida y cuando llegó toda esa gente al valle despertó y tenía mucha hambre...

El enorme monstruo cada noche se acercaba en torno a los pueblos del valle y se comía siempre a algún habitante. En los pueblos estaban aterrados y no querían salir de sus hogares por nada del mundo. Un buen día llegó un aventurero en busca del tesoro que se escondía por esas tierras y se encontró con todo el valle aterrorizado. Los habitantes le contaron lo que ocurría y el aventurero decidió tenderle una trampa a la serpiente.

Recogió todas las bayas de tejo que encontró (Son venenosas) y amasó una enorme hogaza de pan y se las metió dentro. Con la hogaza recién horneada la serpiente la olió y atraída por su fragancia se la comió. Al rato se empezó a encontrar mal y mientras estaba confundida, medio sedada y con escasos reflejos el aventurero aprovechó la ocasión y con una estaca de madera le atravesó un ojo, le alcanzó su cerebro y la mató.

A partir de ese momento el valle podría vivir en paz y prosperidad para siempre. El aventurero buscó y buscó el tesoro pero nunca lo encontró y aun se cree que está escondido por aquella zona. Éste hombre fundó el monasterio que decía al principio y muchas iglesias por todo el valle, más tarde fue obispo de Braga. El aventurero era San Fructuoso.

El valle y el monasterio en la actualidad:




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