miércoles, 14 de septiembre de 2011

Oferta de viviendas... en el cementerio.


La ciudad filipina de Manila es un lugar que guarda una peculiar relación con la muerte. Existen en ella multitud de cementerios, pertenecientes a las distintas culturas, etnias y razas la han habitado, pero en concreto tienen uno que merece con creces una mención especial: el Cementerio del Norte o Paang Bundok.




Es considerado el más grande y uno de los cementerios más antiguos en Capital Federal, siendo propiedad del gobierno de la ciudad de Manila.
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Creado en 1904, es de origen español, de hecho fue construido siguiendo el modelo de los cementerios andaluces de la época. Cuando los españoles se retiraron de Filipinas, el cementerio pasó a ser de uso exclusivo para los habitantes de Manila, en principio para los niveles sociales más altos y más tarde para todos aquellos que pudiesen pagar el alquiler de los nichos o panteones, de hecho hay enterrados allí varios presidentes filipinos, celebridades, y cientos de miles de muertos católicos de la ciudad.


Hasta aquí todo entra en los cauces de la normalidad ¿qué hace tan "especial" al Cementerio Norte?


Manila, con casi 11 millones de habitantes, sufre evidentemente los efectos de una superpoblación extrema, lo que ha llevado a que desde 1960, más de 10.000 familias filipinas hayan convertido este cementerio en su hogar. Algunas familias ha acondicionado sus propios panteones familiares, siendo éstos herencia de varias generaciones atrás, mientras que otras viven allí con el consentimiento de los dueños, cuidando de su mantenimiento y seguridad.







En este ambiente surrealista, las personas han construido sobre las tumbas una pequeña ciudad autosuficiente, que dispone de tiendas y atiende diferentes servicios (hay servicio de peluquería y estética, colegio, servicio de seguridad.....). Una comunidad que actualmente vive y trabaja dentro de las paredes del Cementerio del Norte.




Los filipinos tienen la costumbre de “celebrar” durante varios días la despedida de sus fallecidos, y los muertos son honrados por sus familiares en lugares acondicionados para ello como pequeñas carpas o chabolas.

Durante estos días se "entretienen" jugando al bingo o a las cartas, mientras que los niños se dedican a patear un balón entre los nichos o a realizar construcciones con los huesos que pueden encontrar tirados por cualquier lugar.




Por cinco pesos puedes visitar un mausoleo y cantar un par de canciones en el karaoke, como vemos en la siguiente fotografia:




El alquiler de un nicho cuesta unos quince dólares mensuales, cuando alguna familia no puede hacerse cargo del coste, el nicho se alquila a otra familia. Si nadie se hace cargo de los restos a retirar, estos suelen quedar arrinconados en sacos y, pasado un tiempo, desperdigados por cualquier lugar.




Evidentemente las condiciones higiénicas son pésimas, pero aún así, vivir aquí es un pequeño lujo, porque muy cerca miles de familias viven en condiciones muchísimo peores, en auténticos vertederos y en condiciones infrahumanas.



Las autoridades se ven desbordadas por esta situación y no pueden hacer nada para solucionarlo, aún así el ayuntamiento pasa todos los meses el recibo por el consumo eléctrico a todas las "viviendas - panteones"..... el colmo del cinismo!!




En esta fotografía vemos un "hogar típico"!!!


Según la tradición filipina, los niños deben encargarse del transporte de los ataudes, ya que eso los protegerá de espíritus y fantasmas.


El fotógrafo británico James Chance realizó un excelente trabajo mostrando cómo las personas viven en este lugar tan inusual.




 
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