viernes, 8 de julio de 2011

¡No me vuelvo a comprar un Dacia en la vida!

En mi búsqueda de un coche, se me ocurrió entrar en la Dacia. Yo estaba buscando algo de segunda mano, para empezar a conducir después de haberme sacado el carnet meses atrás, pero los bajos precios de la compañía me tentaron a mirar coches nuevos de esta franquicia.
Nada más entrar un vendedor me abordó.

Que desea –me dijo-.

¿Un coche? –contesté con aires de superioridad y con una ironía muy bien conjugada-.

Ahí el tipo me empezó a mostrar todos los coches de la compañía y yo deducí que había comido un bocata de chorizo, o algo relacionado con el chorizo, porque le cantaba el aliento cosa mala. Pero bueno al lío, yo le comenté mi situación y le dije que estaba buscando lo más barato que tuviesen. Me enseñó un Sandero, por poco más de 6.000€, con todos los extras, todas las prestaciones, MP3 incluso… vamos un chollo. El coche era normalito y lo llevaba todo, yo me quedé fascinado y el tipo me vendía muy bien la moto, bueno la moto no, el coche. Al final me lió y decidí comprarlo el mismo día, aunque lo pedí en color rojo, que me pareció que quedaría bien. Firmé los papeles y me fui para casa. Me dijeron que me llamarían en una semana o así.

Esta mañana me sonó el móvil y eran ellos, me dijeron que ya tenía el coche en el concesionario, que fuera cuando quiera a buscarlo. Pues bien, entro por la tienda, me atiende el mismo vendedor, con la misma peste a chorizco (¡¿cómo puede ser?!) y me llevaban atrás, donde estaba mi coche. Nada más verlo ya alucino, porque mi dice que es mi coche pero… ¡¿Qué cojones?! No es rojo, es negro.

Este no puede ser mío, tiene que haber alguna equivocación –le dije-, yo lo pedí de color rojo.
Ya lo sé –me responde- pero es que rojo no había y además este en color gris cometa (al loro! Gris no, gris cometa) mola más.

Yo alucinando, le dije que habíamos quedado que iba a ser en rojo y que lo habíamos mirado en el catalogo en ese color. Tras un rato discutiendo, yo ya medio KO por la peste a chorizo llama al jefe, y me dice que tengo razón, que no me preocupe que “ya lo arreglaremos”, que me pase mañana pero que me lleve el coche, que allí molesta.

Total que ya estaba yo cabreado, pero bueno pillo el coche y me largo. Nada más salir de allí me da por poner el aire acondicionado, lo empiezo a buscar y tras un rato me quedo con cara de:




¡El coche no tiene aire acondicionado! Imaginaos la mala ostia. Pero vaya que eso no es todo. Sigo dirección para casa, pensando que el aire no lo vería, pero estaría por alguna parte y me fijo en el reproductor de música, y no solo no llevaba MP3 sino que… ¡llevaba espacio para meter casettes! Por dios de donde han sacado esta mierda, pensé. En el de muestra que me enseñaron llevaba todo, MP3 y aire acondicionado ahí en el salpicadero. No como este que me habían dado. Aunque lo peor está por llegar, porque casi llegando a casa oigo un ruido fuerte y se me para el coche. Me acojone vivo porque pensaba que me habían dado un golpe o algo, pero no, no era un golpe. Lo que pasa era que había perdido una rueda! Una de las ruedas de atrás. Total que llamo a la grúa y le digo que lo lleven al concesionario, donde después de explicarle todo al jefe de allí y de mandar a la mierda al de la peste a chorizo, me dice que los Dacia son así, y que en el vehículo de muestra también es así. Yo ya no atendía a razones, me voy para el coche de muestra y le habían cambiado la parte del salpicadero, ahora estaba puesta una igual que la mía, sin aire acondicionado, ni MP3 ni nada. Llevaba tal cabreo que ya no sabía si era el mismo coche de muestra o lo habían cambiado.

Y aquí estoy, dicen que me toca hacerme cargo de la reparación del coche y encima me han estafado. Vaya, que no me vuelvo a comprar un Dacia en la vida.

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