Dice el refrán que más sabe el diablo por viejo que por diablo y a mis casa 6 lustros dando tumbos por la viña del señor, estoy doctorado en las artes amatorias.
Tal día como hoy es un día clave para sacar a pasear el "Don Juan" que llevamos dentro, y es que los colegios electorales son uno de los mayores escaparates para dar rienda suela a las fantasias más perversas que se alojan en vuestra mente demente.
Estoy empadronado en una pequeña localidad donde nos conocemos todos. Y, a diferencia de las grandes ciudades, cuando entras a los colegios electorales recibes la visita de diferentes afiliados que no dudan en dedicarte una sincera sonrisa y un efusivo saludo. Es curioso, en muchos de ellos no recordaba ni su tono de voz ni de sus cáries o ortodoncias. Será que no había cruzado palabra desde hacía cuatro años con ellos.
Indirectamente te quieren sacar al partido que vas a votar, con todo tipo de estrategias que radican principalmente en hablar mal del otro partido. A mi, la política me da igual, vivo en una isla donde un diputado fue "pillado" tirando de la visa del gobierno para irse de "putos" y pagarse cocaína, donde otra diputada o concejal (ni idea de como funciona) escondía un millón de euros en un bote de cola cao y decenas de casos de corrupción, en ambos partidos, que me han hecho perder la fe en ellos, y aunque sé que hago mal en generalizar, los tengo a todos en el saco de los ladrones, pero además, en el de ladrones miserables ya que roban para vivir de lujo, no para vivir.
Así que mi misión de hoy era sacar todo lo que pudiera a estos "afiliados de medio pelo", que esperan un puesto en el gobierno para rapiñar cientos de € mensuales por no hacer nada, o lo que es peor, robar. He jugado al despiste, nunca falla en estos casos, potenciando mi mirada pérdida enmedio del colegio para atraer a estos afiliados de diferentes partidos políticos y han llegado antes a mi que las prostitutas cuando, semanalmente, acudo a un burdel. A partir de ahí, tan solo he echado la misma cara que han me han echado ellos a mi. ¿Por qué me saludas? Hace 2 meses nos cruzamos un domingo y ni me miraste a la cara. Ahora si. Bien. Viene el socialista:
-Hombre Pedro, ¿cuanto tiempo sin vernos? ¿de visita por el pueblo?
-No, ya no vivo aquí, ¿no lo sabías?
-Ahhh no, no sabía nada. ¿Todo bien?
(
pienso: hijo de fruta si tu tia me alquilaba el piso)
-Si, no me quejo, en Palma que he subido a votar que aun no he arreglado lo del empadronamiento.
-¿Y que? ¿Como lo ves?
-Bien, por cierto, me comentó Rafa que has abierto un restaurante en el pueblo.
-Si, a ver si te pasas un día y te invito algo.
-Perfecto, apúntame mesa para las 13:30 horas que estoy hambriento.
-Esto.. para hoy?
-Si claro, para hoy mismo.
-Bueno, haré lo que pueda que hoy tengo el día muy liado
-¿Pero está abierto?
-Si, está la mujer con los hijos
-Ah vale, no te preocupes, ya le digo que me invitas
-Ehhhmmm bueno vale.
-Me alegro de verte, voy a ver a quien voto, cuidate y ya te digo que tal el restaurante
-Ehhhmmmm venga adiós
1-0. Y he sacado unas costillejas al socialista. Dentro de 4 años ven a hacerme caso, que te saco otra, cabrón. Sigo con mi juego al despiste, esperando a la siguiente víctima. Desde mi posición distingo al pepero, un hombre curtido en numerosas jornadas como la de hoy y que seguro que en su alcoba aún guarda un retrato del Generalísimo. Se le ve seguro de su partido y esboza una media sonrisa con el ir y venir de los votantes. Pero no cae. Cruzo miradas con el pero no lee mis intenciones. Una pena. Porque es un hombre con muchas propiedades en el pueblo y sería un buen momento para ofrecerle una oferta de alquiler por alguna de sus casas. Enmedio del cruce de miradas se me acerca X, una chica que representa a Izquierda Unida y que la conozco de vista. Hasta hoy no habíamos cruzado una palabra.
-Hombre, ¿tu por aquí? ¿Te has perdido?
-No, he venido a votar
-Ya ya, era una forma de hablar (risas)
-Ah
-¿Y qué? ¿Ya lo tienes claro?
-¿El qué?
-A quién votar, ¿a que va a ser?
-Ahh vale. Pues no, no sé a quien votar la verdad. Estoy algo confuso.
-Bueno, ya sabes como están las cosas, aunque no te creas todo lo que dicen de los partidos de izquierdas.
-¿Qué dicen?
-Cosas malas (risas)
-No sé, no he seguido mucho las pre-elecciones. Estoy muy liado con mis cosas.
-Entiendo. ¿Te puedo ayudar en algo?
-Sin el D.N.I puedo votar?
-No, ¿no lo tienes?
-En el coche.
-Pues ves a por el, sino no puedes votar.
-Venga, acompáñame que he dejado el coche mal aparcado y no sé donde habrá sitio
-Ehmmm.... vale
La chica no es muy guapa a decir verdad, pero su camisa blanca deja entrever sus grandes tetas y me pone bastante burro. Me acompaña al coche, no sin antes contarme la vida por el camino, que se casó, se divorció y que tiene un par de crios en casa. Por cortesía hizo lo mismo y preguntó sobre mi, y he sacado a pasear mi vena de mentiroso compulsivo, contándole que soy un empresario de éxito y que estoy invirtiendo en Brasil mi patrimonio, alegando que en ese país hay una gran evolución económica por lo que he podido ver la media docena de veces que viajo al país de la samba anualmente. Me escucha sin perder detalle de mis palabras, aunque estoy a punto de echarme a reír, y es que con mi chandal del decathlon, con varios chinazos y restos del iogurth de la mañana, no acompañan a creer en mis falacias. Pero pica o hace como si lo hiciera.
El policia de turno me hace mover el coche y le insto a la señorita a que me acompañe, que no tengo ni idea de donde puedo aparcar, lógicamente otro farol, y es que después de vivir ahí 5 años, me conozco todas las calles como la palma de mi mano. Una vez en el coche, me comenta que cuando vivía ahí se fijó en mi, pero nunca se atrevió a decirme nada por vergüenza al rechazo. ¡Qué cosas! La miré, me acordé del descampado al que iba de mozuelo para echar los primeros kikis y le he dicho: Ahora o nunca. La he pillado por sorpresa y por momentos he temido una mala reacción por su parte, sin embargo en menos de lo que canta un gallo ya la tenía desarmándome la bragueta y llevándose a la boca mi escaño, mientras yo, desabrochaba los botones de la camisa para tener visibles sus tetas, que eran, sin lugar a dudas lo mejor de la fémina. Después de unos minutos de espectacular succión he notado como mi líquido pedía paso y como dar placer a la chica era lo que menos me importaba y follar no me apetecía, me he dispuesto a correrme sin avisar. Como mandan los canones. Parece que no le ha sentado bien y rápidamente se la ha quitado de la boca, aunque y para joderla, he tomado posesión de mi mástil, para manchar toda su indumentaria politiquera. Se ha enfadado y me ha dicho que la llevara a su casa a cambiarse. A sus órdenes. Una vez en su casa, ha bajado del coche y antes de irse, le he dicho que viniera un momento a la ventanilla del coche. La he cogido por el cuello, la he besado en la mejilla ante su negativa y una vez he llegado a su lóbulo le he espetado: Además de roja, puta. Y he salido con total indiferencia de aquella estrecha calle de la pequeña localidad. No sin antes ver a través del retrovisor su mirada. Hundida. Como su partido.
Y ahora estoy en el restaurante de mi "amigo" socialista, disfrutando de unas buenas costillejas acompañadas de un vasito de Márques de Cáceres y soltando comentarios en voz alta sobre que España necesita un cambio, y este es Mariano Rajoy. Creo que la mujer de mi amigo me está mirando mal.
Tal día como hoy es un día clave para sacar a pasear el "Don Juan" que llevamos dentro, y es que los colegios electorales son uno de los mayores escaparates para dar rienda suela a las fantasias más perversas que se alojan en vuestra mente demente.
Estoy empadronado en una pequeña localidad donde nos conocemos todos. Y, a diferencia de las grandes ciudades, cuando entras a los colegios electorales recibes la visita de diferentes afiliados que no dudan en dedicarte una sincera sonrisa y un efusivo saludo. Es curioso, en muchos de ellos no recordaba ni su tono de voz ni de sus cáries o ortodoncias. Será que no había cruzado palabra desde hacía cuatro años con ellos.
Indirectamente te quieren sacar al partido que vas a votar, con todo tipo de estrategias que radican principalmente en hablar mal del otro partido. A mi, la política me da igual, vivo en una isla donde un diputado fue "pillado" tirando de la visa del gobierno para irse de "putos" y pagarse cocaína, donde otra diputada o concejal (ni idea de como funciona) escondía un millón de euros en un bote de cola cao y decenas de casos de corrupción, en ambos partidos, que me han hecho perder la fe en ellos, y aunque sé que hago mal en generalizar, los tengo a todos en el saco de los ladrones, pero además, en el de ladrones miserables ya que roban para vivir de lujo, no para vivir.
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Así que mi misión de hoy era sacar todo lo que pudiera a estos "afiliados de medio pelo", que esperan un puesto en el gobierno para rapiñar cientos de € mensuales por no hacer nada, o lo que es peor, robar. He jugado al despiste, nunca falla en estos casos, potenciando mi mirada pérdida enmedio del colegio para atraer a estos afiliados de diferentes partidos políticos y han llegado antes a mi que las prostitutas cuando, semanalmente, acudo a un burdel. A partir de ahí, tan solo he echado la misma cara que han me han echado ellos a mi. ¿Por qué me saludas? Hace 2 meses nos cruzamos un domingo y ni me miraste a la cara. Ahora si. Bien. Viene el socialista:
-Hombre Pedro, ¿cuanto tiempo sin vernos? ¿de visita por el pueblo?
-No, ya no vivo aquí, ¿no lo sabías?
-Ahhh no, no sabía nada. ¿Todo bien?
(
pienso: hijo de fruta si tu tia me alquilaba el piso)
-Si, no me quejo, en Palma que he subido a votar que aun no he arreglado lo del empadronamiento.
-¿Y que? ¿Como lo ves?
-Bien, por cierto, me comentó Rafa que has abierto un restaurante en el pueblo.
-Si, a ver si te pasas un día y te invito algo.
-Perfecto, apúntame mesa para las 13:30 horas que estoy hambriento.
-Esto.. para hoy?
-Si claro, para hoy mismo.
-Bueno, haré lo que pueda que hoy tengo el día muy liado
-¿Pero está abierto?
-Si, está la mujer con los hijos
-Ah vale, no te preocupes, ya le digo que me invitas
-Ehhhmmm bueno vale.
-Me alegro de verte, voy a ver a quien voto, cuidate y ya te digo que tal el restaurante
-Ehhhmmmm venga adiós
1-0. Y he sacado unas costillejas al socialista. Dentro de 4 años ven a hacerme caso, que te saco otra, cabrón. Sigo con mi juego al despiste, esperando a la siguiente víctima. Desde mi posición distingo al pepero, un hombre curtido en numerosas jornadas como la de hoy y que seguro que en su alcoba aún guarda un retrato del Generalísimo. Se le ve seguro de su partido y esboza una media sonrisa con el ir y venir de los votantes. Pero no cae. Cruzo miradas con el pero no lee mis intenciones. Una pena. Porque es un hombre con muchas propiedades en el pueblo y sería un buen momento para ofrecerle una oferta de alquiler por alguna de sus casas. Enmedio del cruce de miradas se me acerca X, una chica que representa a Izquierda Unida y que la conozco de vista. Hasta hoy no habíamos cruzado una palabra.
-Hombre, ¿tu por aquí? ¿Te has perdido?
-No, he venido a votar
-Ya ya, era una forma de hablar (risas)
-Ah
-¿Y qué? ¿Ya lo tienes claro?
-¿El qué?
-A quién votar, ¿a que va a ser?
-Ahh vale. Pues no, no sé a quien votar la verdad. Estoy algo confuso.
-Bueno, ya sabes como están las cosas, aunque no te creas todo lo que dicen de los partidos de izquierdas.
-¿Qué dicen?
-Cosas malas (risas)
-No sé, no he seguido mucho las pre-elecciones. Estoy muy liado con mis cosas.
-Entiendo. ¿Te puedo ayudar en algo?
-Sin el D.N.I puedo votar?
-No, ¿no lo tienes?
-En el coche.
-Pues ves a por el, sino no puedes votar.
-Venga, acompáñame que he dejado el coche mal aparcado y no sé donde habrá sitio
-Ehmmm.... vale
La chica no es muy guapa a decir verdad, pero su camisa blanca deja entrever sus grandes tetas y me pone bastante burro. Me acompaña al coche, no sin antes contarme la vida por el camino, que se casó, se divorció y que tiene un par de crios en casa. Por cortesía hizo lo mismo y preguntó sobre mi, y he sacado a pasear mi vena de mentiroso compulsivo, contándole que soy un empresario de éxito y que estoy invirtiendo en Brasil mi patrimonio, alegando que en ese país hay una gran evolución económica por lo que he podido ver la media docena de veces que viajo al país de la samba anualmente. Me escucha sin perder detalle de mis palabras, aunque estoy a punto de echarme a reír, y es que con mi chandal del decathlon, con varios chinazos y restos del iogurth de la mañana, no acompañan a creer en mis falacias. Pero pica o hace como si lo hiciera.
El policia de turno me hace mover el coche y le insto a la señorita a que me acompañe, que no tengo ni idea de donde puedo aparcar, lógicamente otro farol, y es que después de vivir ahí 5 años, me conozco todas las calles como la palma de mi mano. Una vez en el coche, me comenta que cuando vivía ahí se fijó en mi, pero nunca se atrevió a decirme nada por vergüenza al rechazo. ¡Qué cosas! La miré, me acordé del descampado al que iba de mozuelo para echar los primeros kikis y le he dicho: Ahora o nunca. La he pillado por sorpresa y por momentos he temido una mala reacción por su parte, sin embargo en menos de lo que canta un gallo ya la tenía desarmándome la bragueta y llevándose a la boca mi escaño, mientras yo, desabrochaba los botones de la camisa para tener visibles sus tetas, que eran, sin lugar a dudas lo mejor de la fémina. Después de unos minutos de espectacular succión he notado como mi líquido pedía paso y como dar placer a la chica era lo que menos me importaba y follar no me apetecía, me he dispuesto a correrme sin avisar. Como mandan los canones. Parece que no le ha sentado bien y rápidamente se la ha quitado de la boca, aunque y para joderla, he tomado posesión de mi mástil, para manchar toda su indumentaria politiquera. Se ha enfadado y me ha dicho que la llevara a su casa a cambiarse. A sus órdenes. Una vez en su casa, ha bajado del coche y antes de irse, le he dicho que viniera un momento a la ventanilla del coche. La he cogido por el cuello, la he besado en la mejilla ante su negativa y una vez he llegado a su lóbulo le he espetado: Además de roja, puta. Y he salido con total indiferencia de aquella estrecha calle de la pequeña localidad. No sin antes ver a través del retrovisor su mirada. Hundida. Como su partido.
Y ahora estoy en el restaurante de mi "amigo" socialista, disfrutando de unas buenas costillejas acompañadas de un vasito de Márques de Cáceres y soltando comentarios en voz alta sobre que España necesita un cambio, y este es Mariano Rajoy. Creo que la mujer de mi amigo me está mirando mal.
Pueblo, nos vemos dentro de cuatro años.
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