lunes, 20 de junio de 2011

Ryanair: Esa aerolínea de mierda


Avión de Ryanair aterrizando en Madrid (Por Eduardo Quintela)
Se trata sin duda de la aerolínea más atacada por los medios en la Historia de la aviación. Desde que comenzara a expandir sus células cancerígenas compuestas por tarifas asequibles y aumento de competencia, los medios, azuzados por las grandes líneas aéreas, no han cesado de bombardear su imagen. Razonable, pues la aparición y contagio de Ryanair dentro del continente europeo ha destruido decenas de oligopolios aeronáuticos en multitud de países. El auge de las “low cost” ha obligado a las aerolíneas tradicionales a moderar sus tarifas y, dicho sea de paso, ha dejado patente el infame sobreprecio que durante décadas hemos pagado en nuestros billetes. Si Ryanair puede llevarme de Madrid a Londres por 10 euros, ¿por qué Spanair, Iberia o Air Europa no? Si es que volar, ya no es lo que era…
Interior de un avión de Ryanair
Antes era caro, lujoso, accesible tan sólo a una pequeña parte de la población. Ahora cualquiera puede viajar, ¡qué asco! Los excelentes servicios a bordo se han desvirtuado por culpa de Ryanair e Easyjet. Ahora pagamos los refrescos, los cacahuetes y los bocadillos. “Hace años volar era cosa de señores”. Páguese usted un billete en First Class o Bussines Class de cualquier aerolínea de bandera y tendrá comida, bebida y falsas sonrisas de azafatas en abundancia. Ah, claro, que no tiene dónde caerse muerto…¡pues haber estudiao!

Imagen de Eduardo Quintela
Y es que por mucho que lo intente no soy capaz de comprender el odio que la aerolínea irlandesa genera entre multitud de usuarios. Porque lo que sí está claro es que cada uno obtiene lo que paga. ¿Qué esperas de un trayecto entre Barcelona y Estocolmo que te ha costado treinta euros? ¿Un servicio exquisito? ¿Umpa-Lumpas recibiéndote a la llegada con canciones y agasajos? ¿Un jet privado si se cancela tu vuelo? Yo, de tarifas tan ridículas no esperaría más que un traslado desde A hasta B. En cualquier caso, en las innumerables ocasiones que he viajado en los Boeing 737-800 de Michael O’Leary no he tenido el menor problema. Iberia, sin embargo, me ha cancelado vuelos, perdido maletas e intentado robar en más de una ocasión. ¿Suerte?

Ryanair posee la flota más joven de Europa (Foto: Eduardo Quintela)
Desde su fundación en el año 1985, Ryanair no ha sufrido ningún accidente con víctimas. Pese a ello las dudas en torno a su seguridad están a la orden del día. Pues vuela con poco combustible, no pasa las revisiones, sus tripulantes no están preparados y por supuesto, todo culpa de Zapatero. Yo, que soy un ignorante, no he percibido hasta el momento ninguna de esas anomalías. “Algún día habrá un accidente y lo lamentaremos“. Pues como hemos lamentado el del moderno Airbus A330-200 de Air France en el Océano Atlántico o el de Spanair en el aeropuerto de Barajas. Son cosas que pasan, inherentes a la aviación y por suerte cada día menos frecuentes.








Imagen de Eduardo Quintela







Yo adoro a Ryanair. La venero. Gracias a ella he podido, al igual que millones de personas, conocer Europa en su práctica totalidad. Abrieron las puertas a un nuevo turismo de clase media, con la inestimable inyección de capital que eso supuso para países como España, Portugal, Irlanda o Croacia. Hoy en día ya no hay que encontrar un motivo para viajar, sólo un billete barato. ¿De Valladolid a Bruselas por 50 euros? ¿Por qué no? Lamentablemente hay quien no vuela en compañías de bajo coste porque “es de pobres”. “Que va, yo sólo vuelo con Iberia, tengo nivel” Pues volarás la mitad de lo que te gustaría volar. Pero es tu decisión y nosotros, los vagabundos de las “low fares“, la respetamos desde nuestro hostal de Frankfurt. La barrera elitista que sentenciaba a las clases medias y bajas a encerrarse en sus países y limitar sus aventuras vacacionales a las zonas costeras ha desaparecido. Hoy, Ryanair mediante, puede coger a sus hijos y mostrarles las indescriptibles bellezas de París, Londres, Roma… Es terrible, ¿verdad?
“¡Me obligan a pagar por facturar mi equipaje!”, “¡Sólo puedo llevar un bulto conmigo en el avión, y además no puede exceder ciertas medidas!” ¿Eso te perturba? Fácil solución, no vueles con Ryanair. Sus términos y condiciones, las cuales aceptas antes de comprar cualquier billete, dejan claros todos esos aspectos. ¿Por qué pataleas luego?




Michael O'Leary en estado puro





Michael O’Leary es un genio. Su extravagante forma de gestionar la compañía ha sido un ingrediente clave en la receta del éxito. Un maestro en el arte de generar publicidad gratuita. ¿Recuerdan aquella noticia que anunciaba la supresión de los asientos en determinados vuelos de Ryanair? “Es intolerable“, “¿A dónde vamos a llegar?” Decenas de medios se hicieron eco de tamaña estupidez. ¿Y qué me dicen de aquella que dejaba tan sólo un piloto en la cabina para ahorrar costes? La propuesta también incluía la formación de auxiliares de vuelo para asistir al solitario aviador en caso de ser necesario. De nuevo a abrir telediarios y copar portadas. Sublime. Y la de los aseos: “Ryanair estudia cobrar a sus pasajeros por utilizar los servicios“. La gente indignada no cesaba de mentar a la compañía una y otra vez. Apoteósico.

Michael O'Leary en el interior del motor de uno de sus aviones
La cuestión es clara: tú eliges con quién volar. Si hacerlo con Ryanair te resulta una ofensa, ¡ahorra más! Siempre podrás adquirir un billete a un precio muy superior para la misma ruta y en las mismas condiciones de confort, ¿brillante, eh?
Yo, de momento, seguiré evitando el despilfarro innecesario mientras sea posible. “Allá tú, es tu seguridad”. Efectivamente. Cada uno que se mate como quiera.

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